No podemos seguir contando a los fallecidos. Las madres ya están cansadas de enterrar a sus hijos, las esposas ya no tienen lágrimas y los huérfanos no saben a quién clamar por un padre. Febrero inició con 50 homicidios en sus primeros tres días. La cifra habla por sí misma y las autoridades callan como nunca.
El mismo director de la Policía se atrevió a decir que "esta situación no tiene solución a corto plazo". Lo cual, no es más que una muestra de que el accionar delincuencial ha sobrepasado la respuesta institucional.
El Ejército está en las calles, pero el malhechor se ríe en su cara, porque el patrullaje sin una estrategia concreta, sirve de muy poco.
La vigilancia y la prevención es fundamental en el combate a la delincuencia, pero debe hacerse con un estudio criminológico a la base, porque sino sería como atrapar a una mosca en un cuarto oscuro.
Como ciudadano no le exijo a las autoridades que disminuyan los índices delincuenciales, dado que tienen apenas siete meses en el cargo. Pero sí les puedo demandar que estos indicadores no se incrementen.
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